Aunque este año las circunstancias de esta nueva normalidad y la prudencia recomendada nos van a dejar una noche de San Juan algo descafeinada, no es mal momento para recordar algunas tradiciones de esta fiesta en nuestra tierra.
La noche del 23 de junio, víspera de San Juan y solsticio de verano, es considerada la noche más mágica y la más corta del año. Los bailes alrededor de la hoguera intentaban alargar la duración del día y es que a partir de esta noche, estos comienzan a ser cada vez más cortos hasta el 25 de diciembre, día del solsticio de invierno. Es una noche de celebración, comida, bebidas, música, fuegos artificiales y bailes.
Es costumbre en esta noche ver múltiples moragas, que se celebran de noche y en la playa. Las moragas tradicionalmente tenía lugar tras la recogida de las redes de los pescadores. La música de guitarras, el buen ambiente y mejor clima servían de atmósfera para degustar al fuego las delicias que los pescadores habían traído del mar. Actualmente, las moragas se siguen realizando, conservando su aspecto más festivo y gastronómico, y en ellas se asan al fuego principalmente sardinas.
Se trata de una fiesta muy popular en toda nuestra provincia, aunque es en las playas más “famosas” donde se organizan eventos y conciertos cada año. Suelen acudir muchos malagueños y visitantes con su «kit completo de San Juan»: Bañador bajo la ropa que llevéis puesta, papel, lápiz, comida (las más populares son los espetos y barbacoas) y bebida. Hay quien va a pasar el día a la playa y no vuelve a casa hasta altas horas de la madrugada (o al día siguiente).
Como ya hemos comentado, el fuego y el agua son los dos elementos clave de esta noche. Muchos ritos paganos de antaño han llegado a nuestros días a modo de tradiciones que se realizan durante esta noche.
A medianoche comienzan a quemarse los “júas”, grandes muñecos de trapo generalmente rellenos de aserrín, confeccionados por los propios vecinos y que tradicionalmente representaban a personajes populares caracterizados de forma burlesca. Los júas son quemados como representación de algo que se debe purificar y que no quieres que vuelva a tu vida. Saltar las ascuas que quedan tras la hoguera o antes de iniciarse el fuego se dice que trae buena suerte.
La tradición de los rituales de fuego que se ha de escribir el nombre de una persona de la que se esté enamorado y lanzarlo a la hoguera a medianoche para aumentar las posibilidades de que se fije en tí. También se pueden escribir 3 deseos que quieres que se cumplan en ese papel. Desde hace unos años también se suelen ver en nuestras playas los farolillos voladores para pedir ese objetivo.
Por otro lado, se dice que sumergirte en el mar a las 12 de la noche ayuda a la fertilidad o a deshacerte de las malas energías, dejando que el mar se lleve lo malo y te devuelva lo que deseas a lo largo del año. Otros muchos visitantes aprovechan para pedir tres deseos mientras introducen sus pies en el agua o saltado 3 olas.
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