En plena Semana Santa, en el blog de El Malaguita queremos recordar la leyenda que rodea a una Hermandad que es conocida en toda España y cuya procesión, en otras fechas, ha servido de reclamo para numerosos turistas, contando entre sus hombres de trono a un malagueño universal como es Antonio Banderas. Hoy vamos a contar la leyenda de Jesús “El Rico”.

A pesar de que su origen se remonta a 1558 con la constitución de la Hermandad de Jesús Nazareno en la capilla de la VeraCruz del Convento San Luis del Real para procesionar la imagen de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas y no es hasta 1756 cuando obtendría la aprobación Real para constituirse como Cofradía independiente con el nombre de Jesús “El Rico”, el hecho de que esta hermandad sea conocida en toda España está basada en la liberación, año tras año, de un preso. Y eso es gracias a la siguiente leyenda:

Nos situamos en 1765, durante el reinado de Carlos III. Cuenta la tradición que ese año se produjo en Málaga un terrible brote de cólera, que hizo que enfermaran y perecieran muchos hombres y mujeres por lo que, llegada la Semana Santa, no había hombres sanos que pudieran portar las imágenes para procesionarlas. Debido a las particulares condiciones de aislamiento, uno de los lugares donde la enfermedad no había atacado con tanta virulencia era la prisión, si bien también algunos presos habían sucumbido a tal enfermedad.

Los reclusos, sabedores de lo que sucedía fuera de los muros en los que se encontraban privados de libertad, pidieron al alcaide el poder salir para sacar en procesión a la venerada Imagen de Nuestro Padre Jesús “El Rico”. Ante la negativa de la Autoridad, por el fundado temor a que los reclusos pudieran aprovechar la circunstancia para evadirse, éstos decidieron amotinarse, desbordando a los guardianes que los custodian y saltando los muros carcelarios. Esa noche, los privados de libertad y encerrados por malhechores, los marginados de la sociedad… ¡serían sus «hombres de trono»! Y esa noche, como había ocurrido todas esas noches de Semana Santa, Nuestro Padre Jesús “El Rico” volvió a pasearse por las calles malagueñas.

Tal y como habían prometido, todos los reos volvieron al presidio menos uno de ellos. Hubo un recluso que se quedó, toda aquella noche, cuidando de un familiar infecto de cólera, a quien le había llevado, para que obrase el prodigio de sanarlo, la cabeza de San Juan Bautista “Degollado”, que, por entonces, se veneraba a los pies de la imagen de Jesús “El Rico”. Para los carceleros, la sorpresa fue mayúscula cuando, a la mañana del día siguiente, el fugitivo regresó por sí mismo a la cárcel. Al parecer, tras aquella primera procesión de El Rico a los hombros de los presos, en 1756, a los pocos días, la peste desapareció de Málaga. Se dice que la historia llegó a oídos del rey, Carlos III, quien asombrado y alegrado por tanta fe, y para reconocer el extraordinario gesto de estos hombres, en señal de agradecimiento por la inusual actitud de estos presos, y, en especial, para elogiar la buena voluntad de este último, firmó una pragmática por la que se otorgaba a la Justicia de Málaga el derecho a libertar cada año a un preso, que saldría en procesión con la cofradía titular de Nuestro Padre Jesús “El Rico” el Miércoles Santo y al pasar frente a la prisión, las puertas se abrirían para concederle la libertad.

Hasta ahí concluye la leyenda. Sin embargo, desde entonces, la Cofradía cuenta con la firma del Rey para poder realizar año tras año el acto de liberación con la colaboración del Cuerpo de Instituciones Penitenciarias en la provincia de Málaga y con la del Presidente de la Audiencia Provincial, organismos encargados de estudiar y seleccionar qué reclusos reúnen las condiciones necesarias de comportamiento y posibilidades de reinserción para que sean liberados por Jesús El Rico. Posteriormente, el Consejo de Ministros anterior a Semana Santa, que suele coincidir con el Viernes de Dolores, elige entre los tres últimos candidatos y se lo comunica al Director del Centro Penitenciario, quien junto a los miembros de la Cofradía, recibe al recluso y tras una solemne ceremonia en la sede de la Subdelegación del Gobierno, se le lee al preso el Edicto de Libertad dándole oficialidad a la noticia de su inminente puesta en libertad durante el recorrido procesional. La tradición hace que el preso procesione acompañando la imagen durante su recorrido por las calles de la ciudad, recibiendo arrodillado la Bendición de Nuestro Padre Jesús ” El Rico”, merced a que es una talla que presenta su brazo derecho articulado mediante un mecanismo que mueve el brazo haciendo el símbolo de la cruz.

Curiosamente, aunque las circunstancias de confinamiento del año pasado impidieron la tradicional liberación, este año se va a proceder un hecho histórico para la Cofradía, ya que serán tres los presos liberados.

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