Con la vuelta del buen tiempo a nuestra provincia, en El Malaguita nos ha apetecido pasear (aunque de forma virtual) cerca del mar y nos hemos acordado del último gran edificio emblemático de Torremolinos y uno de los más espectaculares de toda la provincia: la Casa de los Navaja.

Este pequeño palacete residencial de estilo neomudéjar está situado en un acantilado frente a la playa de El Bajondillo, donde sobresale entre los bloques de hormigón construidos a su alrededor. La casa cuenta con dos plantas con torres redondas en las esquinas que finalizan en arcadas y un techo cónico de tejas verdes. La primera albergaba un amplio vestíbulo y varias habitaciones, y la segunda fue concebida como un mirador, con una amplia estancia y las dos torres que permiten divisar el litoral malagueño.

Esta casa debe su nombre a Antonio Navajas, un empresario nacido en Churriana que dedicó su intenta actividad profesional al cultivo de la caña de azúcar en los terrenos que en la actualidad están ocupados por el aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, en la desembocadura del río Guadalhorce. Favorecida con el riego que implicaba la traída de aguas a Málaga, el florecimiento de esta industria hizo que amasara una pequeña fortuna que dedicó a construir una casa cerca del mar, uno de sus grandes sueños. En 1925, Navajas quedó prendado de una finca baldía en Torremolinos frente al mar y la compró. Siguiendo con los estándares arquitectónicos de comienzos del siglo XX, encargó este palacete de estilo neomudéjar, que puede recordar a otros inmuebles de la época como el Rectorado de la Universidad de Málaga o la antigua Casa de Correos.

En julio del año 2000 el Ayuntamiento de Torremolinos adquirió la Casa de los Navajas con la condición de que la última de las hijas de Antonio Navajas siguiera habitando allí tres años más. A pesar de haber sido declarado Edificio de interés histórico en 1991 por la Junta de Andalucía, en el 2011 el Ayuntamiento tuvo que poner en marcha la rehabilitación de este edificio para crear una sala amplia donde celebrar bodas civiles, ejecutar las obras de fijación de las vigías de los techos y remodelar los interiores con el objetivo de convertirlo en un reclamo turístico, dotándolo de un mobiliario acorde con las características del inmueble.

Los trabajos de restauración terminaron en 2014 y desde entonces se puede visitar (de forma gratuita desde 2017). Además, las características de este edificio lo convierten en un marco singular para la celebración de bodas civiles, exposiciones, conciertos, teatros y otras ceremonias.

Desde El Malaguita recomendamos su visita y, si por las limitaciones municipales no es posible realizarla, os dejamos este pequeño vídeo virtual para que os pique el gusanillo

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