Ahora que comienza el buen tiempo y muchos “malagueños adoptivos” han podido volver a visitar nuestra provincia, en El Malaguita nos hemos acordado de una anécdota contada por uno de éstos malagueños adoptivos una de las primeras veces que vino a Málaga utilizando el tren: “Veía la placa de la calle Héroe de Sostoa y todo el mundo me decía Carretera de Cádiz”. Así que hoy vamos a hablar de la persona que le dio nombre a la calle: Don Tomás de Sostoa.
Tomás de Sostoa y Achúcarro nació en Montevideo (Uruguay) el 8 de Marzo de 1786, siendo Uruguay colonia española. En 1800, a la muerte de su padre, José Francisco de Sostoa (que llegó a ser Ministro de la Real Hacienda de Montevideo), Tomás ingresó como cadete en el Regimiento de Buenos Aires. Posteriormente fue trasladado a España y aprobó el examen de Guardiamarina en 1805, pasando a servir en la Armada.
Su primer destino fue El Ferrol, a bordo de la fragata Prueba, donde cooperó en la protección de las embarcaciones durante el bloqueo ejecutado por los británicos. Superó nuevos exámenes y se graduó como Alférez de Fragata el 19 de junio de 1808. Iniciada la Guerra de la Independencia contra Napoleón, a petición propia se le incorpora como oficial en el “Regimiento de Voluntarios de la Victoria”, de guarnición en Galicia, bajo el mando del Coronel Manuel Miralles. Con esta unidad participa en diversas acciones, siendo hecho prisionero por dos veces, pero escapando de ambas.
En Octubre de 1809 combatió en la batalla de Tamames, en Salamanca. En ella, Tomás de Sostoa destacó con valentía animando a sus hombres y combatiendo con gran arrojo hasta que una bala francesa atravesó su pecho hiriéndole de gravedad. Sin embargo, sobrevivió, y recibiría después el escudo de distinción con el lema “Venció en Tamames”.
En 1810 partió hacia Canarias, La Habana y otros puntos de Hispanoamérica, pero cerca de Puerto Rico un furioso temporal hundió su embarcación, salvándose Tomás milagrosamente. En 1812, Sostoa es enviado por petición propia a Montevideo para mantener el orden en los territorios americanos, donde empezaban a surgir los brotes de independencia. La corbeta Paloma, en la que servía Sostoa, se encargaba de aprovisionar a los buques que combatían tratando de levantar el bloqueo de los españoles sitiados en Montevideo. Hasta su naufragio, en el que el marino volvió a salvar su vida, ya por tercera vez. En Septiembre de aquel año trasladaría a numerosas familias canarias dada la escasez de víveres en las ciudades sitiadas y serviría de convoy a un navío de caudales procedente de Lima, sufriendo un nuevo naufragio del que, una vez más, consigue salvarse.
En 1813, Sostoa vencería en un combate al mando del buque Bombillón, y entre el 14 y 17 de Mayo de 1814, mantuvo un sangriento choque con los rebeldes de Montevideo comandando el bergantín Cisne. Ante la inminente toma de su nave, Tomás de Sostoa prefirió volarla prendiendo el polvorín, sobreviviendo nuevamente. Fue recogido y hecho prisionero por las tropas del general del ejército sitiador, Carlos de Alvear y Balvastro, en el bergantín Nancy, del que consigue escapar llegando a España, donde su fama comenzó a extenderse, siendo ascendido a Teniente de Fragata en 1815.
En 1821, con 35 años, contrajo matrimonio con Doña María Dolores Ordóñez Viana, malagueña de la que se había enamorado en Montevideo, teniendo con ella 10 hijos (de ellos, 5 varones que también pertenecieron a la Armada), todos nacidos en Málaga. En 1823 consiguió burlar a una flota enemiga y penetrar en el puerto de Cádiz para llevar instrucciones, lo que mereció una felicitación especial del rey Fernando VII.
La reina Isabel II le otorgó el 3 de febrero de 1845 el grado de brigadier de la Real Armada española y con este grado se retiró a Málaga. A pesar de sobrevivir a tantas acciones de guerra, Tomás de Sostoa fallecería el 26 de Enero de 1849 a consecuencias de un cólico a los 64 años de edad en su casa de Calle Ollerías, 31. Un lujoso entierro en Málaga sirvió para despedir a Tomás de Sostoa y Achúcarro que, sin ser malagueño, dejó una gran huella en la ciudad.
El 16 de Mayo de 1930, a propuesta del Cónsul de Uruguay en Málaga, el Ayuntamiento acordó dar el nombre de “Héroe Sostoa” o “De Sostoa” (con “D” mayúscula) al primer tramo de la conocida vía de Carretera de Cádiz (que hasta entonces se denominaba María Guerrero), siendo colocada una placa en el mes de Diciembre del mismo año en un solemne acto. En contraprestación, a la actriz se le concedió una plaza junto a la de la Merced, según el historiador Víctor Heredia.
Con esta historia esperamos que si pasan por su calle o, si le pregunta algún visitante, se acuerden de El Malaguita…
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