Siguiendo el sendero que comenzamos el lunes pasado para homenajear la Feria de Málaga, hoy queremos dedicar otro recuerdo a la música que llena de alegría y colorido las calles del Centro en nuestra Feria de Día: los verdiales.

El Verdial es una manifestación propia de la cultura popular malagueña, aunque está especialmente relacionada con la comarca de la Axarquía, el Valle del Guadalhorce o los Montes de Málaga. Al igual que casi todos los fandangos, está compuesto por seis versos (cinco y un repetido). Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2010 por la Junta de Andalucía, procede de una cultura campesina de la que es difícil establecer el origen debido a la falta de documentación escrita y referencias históricas. Algunos autores, entre ellos José María Caballero Bonald, señalan permanencias de formas arcaicas y moriscas en el Verdial. Julio Caro Baroja mantiene que la Fiesta o las Fiestas de Verdiales se remontan a un origen prerromano debido a que las celebraciones más importantes casi coincidan con el solsticio de invierno (la Fiesta Mayor de Verdiales se celebra el 28 de Diciembre en el Puerto de la Torre) o con el solsticio de verano (el 24 de Junio, día de San Juan).

La agrupación musical que recoge toda esta riqueza de cantes, bailes y toques se llama Panda, donde destaca la figura del Alcalde, cuya función es dirigir y representar a la Panda. La Panda suele estar formada por unos diez o doce hombres escalonados en el toque, el cante y el baile de fiesta. Este último puede interpretarse de tres formas: individualmente, por parejas o en tresillo, también llamado “baile del Zángano”, ya que lo realiza un trío formado por dos mujeres y un hombre. También destaca la figura del Abanderao, que marcha junto al alcalde al frente del grupo bailando una bandera española, andaluza o con la figura de la patrona de la comarca o localidad. Es costumbre que al bailar se ondee con gracia una bandera, denominándose en este momento “baile de la bandera”.

La indumentaria de la Panda es la propia del sencillo traje festivo campesino de otros tiempos -generalmente con pantalones negros de pana, camisa blanca, chaleco negro, faja roja y sombrero de ala ancha-  y solo varía en la Fiesta Mayor de Verdiales, cuando se introduce el sombrero de palma recargado de adornos: espejillos, cintas, flores, abalorios. Tradicionalmente era costumbre hacer sonar una caracola marina adornada con cintas de colores para avisar de la llegada del grupo a los cortijos cercanos. Además, al miembro de una panda y al aficionado a los verdiales se le suele llamar Fiestero o Tonto, apelativo relacionado con la fecha de celebración de la Fiesta Mayor de Verdiales.

Los verdiales en la actualidad tienen tres estilos diferentes de interpretarse. El Estilo de los Montes de Málaga, el más antiguo de todos, es el más  simple de ritmo, aunque su sencillez hace que sea complicado de tocarlo. En este estilo el pandero se toca menos, con el puño cerrado y los platillos se tocan sólo de arriba a abajo. El Estilo de Almogía destaca por su cante muy vivo y rápido. El pandero no recibe golpes secos, los platillos suenan repiqueteados y el violín se luce. En el Estilo de Comares aparece el laúd (a diferencia de los otros dos) e incluso la bandurria. Es el más recargado y complejo en los arreglos grupales, con ocasionales punteos de guitarra y un cante trepidante y melódico.

Para finalizar hay que recordar que las Pandas suelen despertar el interés de propios y extraños en nuestras calles del centro cada agosto con su música y colores. Esperaremos para verlos con más ganas al año que viene…

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